“Ausencia” . Publicado en Revista Nefelismos VI (Venezuela) Mayo 2023


 Ausencia

      Desde que murió mamá todos me tratan como si fuera de cristal, tan delicada que puedo romperme sólo con presionar un poquito, como esos vidrios que se cuartean al menor impacto. Y yo me siento como si fuera de algodón. Mi cuerpo está laxo, sin fuerza. Mis pies se deshilachan, a mis piernas les cuesta horrores soportar mi peso; a mi boca le supone un esfuerzo enorme hablar, como si estuviese tupida de hilachas de algodón que la amordazan, mis ojos están cubiertos por una neblina que me hace ver todo borroso como en un mal sueño. ¡Y mi cerebro! Lo siento confuso, los pensamientos se desintegran antes de formarse del todo. Así me siento yo, invadida por un enorme bloque de algodón que ha dejado mi cuerpo frágil y maleable, expuesto a todos los peligros. 

     Los demás lo saben me tienen miedo, están temerosos de que el algodón también les invada a ellos. Agradezco que me tengan miedo, ellos mismos se fabrican sus propias pesadillas y así me dejan en paz en mi limbo blanco. 

     Sólo el médico y esa señora tan amable que siempre quiere oírme hablar, insisten. Mi padre ya no, lo intentó al principio, pero ahora deambula por la casa serio y triste, sin fijarse en mi presencia. Él combate este mundo vacío por su ausencia con la actividad más frenética. Trabaja diez horas diarias, y en casa no para de limpiar, lavar y cocinar, hasta que es la hora de dormir. ¡Gracias a él tenemos la casa más limpia de la ciudad! Mi madre se hubiera sentido orgullosa. 

     El médico me recetó unas pastillas que me dan sueño, permitiéndome flotar entre el algodón. Veo pasar mi vida desde lejos, como si no me perteneciera. Mis compañeros, la profesora, los deberes, las excursiones, los exámenes... Todo es ajeno a mí, floto alrededor de todas estas cosas, sin tener el menor interés en participar. Soy una mera observadora. 

     La señora simpática siempre me dice: "Te escucho". Pero yo no sé qué contarle. ¿Qué es lo que quiere escuchar? ¿Que mi madre ha muerto? Eso ya lo sabe. Yo también lo sé, pero no me lo creo, no quiero creerlo, no puedo aceptarlo, porque si lo hago, ella desaparecerá para siempre, se marchará del todo y aprenderemos a vivir sin ella. Nos sucederán muchas cosas sin ella, cosas que no le podremos contar porque ya no está, y hasta un día puede que nos riamos sin ella, puede que volvamos a ser felices. ¡Y ese día mi mundo estallará! ¡No, no puedo traicionarla de esa forma! 

     Tengo que seguir siendo de algodón y continuar flotando alrededor de las cosas, así quizás en algún momento, se podrá escapar del mundo de los muertos y venir a visitarnos para que al menos podamos pasar algún rato más con ella, antes de perderla para siempre. 

 

 

 

 

 

 

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