Mi querido Ame

 Mi querido Ame

     Algún día escribiré sobre Amelio. Ahora aún me cuesta demasiado pensar que no podré volverle a acunar entre mis brazos como si fuera un bebé, ni sentir su suave cabecita contra mis senos, mientras ronronea de gusto. 

     Algún día os contaré el caos en que convirtió mi vida durante nuestros primeros meses de convivencia. Os describiré cómo saltaba de mueble en mueble hasta que llegaba a pasearse por el riel de las cortinas del salón. Contaré que abría la nevera con una sola pata, que se comió a mordiscos un trozo del cable del teléfono porque me fui de vacaciones y lo dejé solo; que se convirtió en padre para Luis, un cachorro de una amiga en cuya casa nos quedamos unos días, que le dejaba subirse encima, que le mordiera las orejas o que le despertara de sus siestas. Os contaré que me despertaba todos los días dándome  lametazos en la cara con su lengua rasposa y empujándome con su húmedo morro. Os explicaré que la primera vez que me duché estando él en casa, se metió de un salto en la bañera y salió de otro salto renegando por haberse mojado, pero al día siguiente volvió a hacer lo mismo porque no quería perderme de vista, así que tuve que optar por cerrar la puerta del baño, y entonces él se quedaba fuera, haciendo guardia, hasta que yo salía, como el perro más fiel. 

     Os diré cómo cuando había alguien enfermo en la casa, se tumbaba a su lado para ofrecerle consuelo. 

     Os contaré que cada vez que llegaba a casa, salía a recibirme emocionado y se tiraba al suelo boca arriba para que le rascara la barriga.  

  Os confesaré que, en mi ignorancia lo duché al poco de conocernos, y se dejó hacer, aunque se notaba que no le gustaba nada y no paraba de maullar, incluso después permitió que le secara con un secador de pelo, porque confiaba en mí totalmente y sabía que le quería. No creo que nadie confíe en mí de esa manera nunca más, sin un asomo de duda. 

      Os diré que solo vivió conmigo cuatro años y que lloré mucho aquella primera vez que me despedí de él y lo dejé viviendo con mi hermano, esperando que entendiera mis porqués, y volví a llorar mucho cuando me despedí definitivamente en agosto del 2022. Y a la vez me siento muy agradecida de haberle conocido, de lo mucho que me dio y de tener la oportunidad de estar a su lado cuando se fue de este mundo. 

      Algún día os contaré todo esto... Aunque creo que acabo de hacerlo. 




Comentarios

Entradas populares