"La novia". Publicado en Revista literaria digital n°7 Ed Alborismos (Venezuela). Nov 2021
La novia
Observó su vestido sobre la cama. Era blanco, sencillo y hermoso, con su velo y sus zapatos de complemento. Un vestido que todos admirarían, mientras ella avanzaba por aquel terrible e inacabable pasillo. Aunque no llevara volantes, tules ni encajes, todos la observarían, todos fijarían su atención en ella. Todos se percatarían de cualquier nimio y minúsculo error que pudiera cometer, del más leve traspiés, del más mínimo detalle... Porque ella era la principal protagonista de ese gran día.
¡Daría lo que fuera por desviar la atención de los invitados, tenía que ocurrírsele algo!
Así que tumbada en la cama, al lado del vestido, pensó y pensó durante un largo rato. Después se levantó para preparar la cena y siguió pensando, cenó y continuó pensando; se duchó, se lavó los dientes y no paró de pensar, se fue a la cama y continuó pensando dormida. Y a la mañana siguiente al despertar, por fin su cerebro le ofreció una idea.
Al principio le pareció ridícula y exagerada, horas después le pareció un tanto estrambótica, unos minutos más tarde quizá algo extraña, y pasados unos segundos llegó a encontrarla original. Era su mejor opción, su única opción.
El día del gran acontecimiento, los invitados fueron sorprendidos con unas bellas y escotadas niñas de las flores de treinta y tantos años, que dando traviesos saltitos arrojaban olorosos pétalos de rosa mientras avanzaban por el pasillo central de la iglesia. Tan entretenidos e hilarantes estaban que apenas se percataron de la aparición de la novia, que avanzaba discretamente por el pasillo detrás de ellas.
Antes de que pudieran recuperar la compostura y así fijar su atención en la novia, aparecieron siguiéndola un grupo de damas de honor de entre cinco y seis años, vestidas como ella, que con sus pequeños vestidos y blancos velos, despertaron la ternura de los presentes.
La novia sonrió al alcanzar su destino. Había conseguido salirse con la suya y pasar desapercibida en su arduo camino hacia el altar. De ahí en adelante, dejaría que en los caminos complicados su marido la llevara en brazos, ella tenía los pies demasiado delicados.
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