Miedos


       
 Miedos

       Acabo de ver un insecto de tamaño considerable en el baño, que se parecía a una cucaracha. Ha venido en mi dirección y he cerrado la puerta. Lo sé, soy una cobarde. Cuando he regresado 5 minutos después se hallaba fuera de mi vista. No estoy nada tranquila, es verano, hay que dejar las ventanas abiertas y es la hora de dormir ¿Y si reaparece al apagar la luz y se sube a mi cama? ¡Ups que repelús! Espero que me deje en paz.

    Todo esto me ha llevado a pensar en nuestros miedos. Os voy a contar los míos.

     Tengo miedo a los insectos. Me pone muy nerviosa su forma vertiginosa de correr, trepar y desaparecer o aparecer. No me gusta ninguno de ellos, ni las abejas, ni las avispas, las hormigas, las mariquitas, los escarabajos, los saltamontes… Todos me producen la misma desagradable sensación. Por supuesto las abejas y las hormigas tienen toda mi admiración por su organización y eficiencia sin igual, pero no estoy tranquila en su presencia.

      Tengo miedo de llegar a ser una de esas ancianas que no puede valerse por sí misma cuando entre en los últimos años de mi vida, o aún peor, mucho tiempo antes de morirme.

      Tengo miedo de sobrevivir a todos mis seres queridos y tener que llorar muchas ausencias.

      Tengo miedo de las confrontaciones con la gente que quiero, probablemente subyace el miedo a que dejen de quererme por algo que diga o haga.

       Tengo miedo de mostrar mis inseguridades y complejos al mundo.

       Tengo miedo de ser tan infeliz que la vida deje de tener sentido.

       Tengo miedo de que de repente se me estropee la cabeza por dentro.

       Tengo miedo de que un día empiece a darle más importancia a las oportunidades perdidas que al momento presente.

       Tengo miedo de decir la verdad porque no todo el mundo quiere escuchar realmente mi verdad si no la suya, y si no coinciden surgirá el conflicto y yo, aborrezco los conflictos.

      Tengo miedo de los monstruos que acechan en las paredes con sus finas y afiladas garras. Garras letales, garras que rasgan, garras traicioneras que muchas veces no esperas encontrarte y que si te atrapan, te masacran.

     Tengo miedo al dolor. Miedo a que mi cuerpo me traicione de tal manera que el dolor se vuelva constante por todo mi cuerpo, de la cabeza a los pies y que no halle nada que lo calme o domine.

      Y aunque podría seguir escribiendo sobre mis miedos unas cuantas páginas, creo que nombrando el más importante puedo evitarme contaros el resto de la lista. Tengo miedo del mismo miedo, me aterra sentir mi corazón galopando de repente sin saber exactamente el motivo, sentirme alerta y a la defensiva sin saber exactamente dónde está el peligro o si es real. Quizá este sea el peor de todos los temores.

      ¿Y los vuestros? Os atrevéis a compartirlos?

 

Comentarios

  1. Yo siempre tengo miedo de perderme con el coche y no saber llegar a los sitios, me oriento fatal.

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  2. qué te voy a decir, Isa! Me identifico absolutamente con tus miedos. Odio los bichos voladores porque son incontrolables y mi mayor terror es perder la cabeza o quedarme dependiente, por eso soy partidaria de la eutanasia. Un abrazo.

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